sábado, 16 de enero de 2016

La bibliotecaria de Auschwitz o un libro basado en una historia real (16)


Iturbe, Anonio G. La bibliotecaria de Auschwitz. Barcelona: Planeta, 2013 (Booket, 2535)

Este libro me lo regalaron hace un par de Sant Jordis pero aún lo tenía en la pila de pendientes. La razón es que todo lo que tenga que ver con la segunda guerra mundial y los campos de exterminio judíos son temas duros y, al menos yo, tengo que hacer un acto de concienciación antes de ponerme a ello.

Pero tengo una lista con 24 ítems sobre libros para leer en un año y por alguno tenía que empezar. En un principio, pensé que este libro me valdría para el punto 23 (un libro sobre libros),

La historia empieza en enero de 1944, hace tan solo un mes que Dita y sus padres han llegado al campo de concentración de Auschwitz - Birkenau desde el gueto de Terezín. Ellos tienen la "suerte" de estar en el bloque familiar pues en vez de llevarlos directamente a las cámaras de gas o a trabajos forzados, sus condiciones no eran tan mortales e incluso había un barracón  donde los niños pequeños (que evidentemente no podían trabajar cargando bloques de piedra) estaban entretenidos durante el día con instrucciones claras: los niños podían jugar, cantar y hacer todo tipo de actividades pero la educación y, por supuesto, los libros estaban totalmente prohibido. Lo que no sabían los dirigentes del campo es que un grupo de voluntarios valientes hicieron de ese barracón una escuela real con sus profesores utilizando la tierra como pizarra y una pequeña colección de libros conseguidos en el mercado negro y que los profesores pedían cuando los necesitaban. Estos libros se escondían cada día y es aquí donde entra Dita, ella es la encargada de custodiar los 8 libros como si fueran tesoros aun a riesgo de jugarse la vida. 

Pero hasta aquí lo que tiene que ver con la biblioteca clandestina. En algún momento de la novela se hace un alegato de la importancia del acceso a los libros y a la educación para completarnos como seres humanos. En otros pasajes la propia Dita recuerda algunas novelas que le marcaron cuando aún era libre en Praga o durante su estancia en el gueto de Terezín o alguien le cuenta el argumento de un libro que está en francés y ella no entiende. Pero poco más de libros y, de hecho, pasada la mitad del libro ya incluso deja de ser bibliotecaria pues desmantelan el barracón escuela.

La novela como tal, no tiene un argumento concreto. Simplemente es un retrato de una superviviente del holocausto judío (ojo que cuando digo simplemente me refiero a lo literario). Vemos como Dita cada vez se va quedando más delgada por la inanición, como funciona el campo de concentración en diferentes bloques, el mercado negro, los intentos de fuga y los castigos, el miedo, las muertes por enfermedad, los asesinatos aleatorios y los masivos, los traslados desde el gueto antes de Auschwitz y a otro campo después de Auschwitz; la liberación de los aliados y la dura vuelta a una Praga en plena posguerra.

En cuanto a como está escrito, no ha acabado de emocionarme del todo a pesar de tener algunos fragmentos realmente duros que son difíciles de leer. Como explicarlo... era una especie de coitos interruptus literario. Cuando el autor conseguía que me identificara con alguno de los personajes y la congoja pugnaba por salir a flote de repente te soltaba un párrafo en el que te explicaba algo que parecía sacado de un libro de historia o de una nota de premsa. Un ejemplo: lleva dos capítulos explicando el día previo y el mismo día en que hubo una de las incineraciones más másivas de toda la segunda guerra mundial, lo está haciendo muy bien: la gente no sabe que pasa, gritos de miedo, llanto, incertidumbre, la muerte de uno de los personajes importantes... la cosa va increscendo cuando desde el otro bloque del campo distinguen canciones e himnos judíos procedente de los camiones de la muerte. Podría haberlo dejado aquí, es evidente el final de estas personas, pero no. El autor acaba el capítulo con datos: "La noche del 8 de marzo de 1944, 3792 presos procedentes del campo familiar BIIb fueron gaseados y posteriormente incinerados en el crematorio III de Auschwitz-Birkenau". Pues no sé, a mi me cortó el rollo. Y como esta muchas en las que se nota que está metiendo datos y más datos para contextualizar el asunto.

 Así que como, a pesar del título, el papel que juegan los libros en la historia es muy poco relevante, he decidido que esta novela sería mi lectura del punto 16 (un libro basado en una historia real). Pero no sólo por que trate de Auschwitz (que ya es un hecho real bastante gordo en sí mismo), sino por que al final del libro hay un epílogo en que el autor explica que esta niña valiente exsitió en la realidad y, que pese a estar narrado de manera ficcionada, todo lo que hizo fue real. Además, hay un anexo en el que te cuenta qué fue de aquellas personas que existieron de verdad y con las que Dita interactuó, desde personajes famosos mundialmente por su acciones inefables como Mengele hasta guardias de las SS con nombre y apellido, fugados del campo o supervivientes que compartieron penurias con Dita.

¿Recomiendo el libro? Pues sí, por que a pesar de que literariamente no es el mejor que haya leído como lectura sobre el horror nazi está bien, precisamente, para conocer esta historia horrible más allá de los libros de historia oficial y por que hay vida más allá de El diario de Anna Frank

En este sentido, ya que estoy recomendado libros de este periodo, me gustaría mencionar 28 días de David Safier que al igual que éste también está inspirado en un hecho real de una fuga del gueto de Varsovia sólo que en el caso de David Safier la parte ficcionada y la parte real sí que están bien integradas llegando a emocionar hasta la médula. Safier siempre me había hecho llorar de risa pero con 28 días consiguió que llorara a moco tendido.

sábado, 2 de enero de 2016

Volcán de chocolate (o coulant de andar por casa)

Me apetecía empezar el año con una entrada dulce así que, ahora que las celebraciones navideñas llegan a su fin y que es más fácil ir rodando que andar, os voy a contar el postre que me marqué para esta Nochebuena: coulant de chocolate. Lo sé, no es el postre más navideño del mundo pero me apetecía probarme y lo cierto es que salí bastante airosa. Además, el chocolate siempre es bien recibido, ¿a que sí?

Para empezar un poco de historia de este postre, que ya sabéis que me gusta informarme un poco de las cosas que hago. Todos sabemos en que consiste un coulant: un bizcocho tibio del cual, al partirlo, aparece una riada de deliciosa lava de chocolate fundido. También, es posible que si lo has comido en un restaurante lo hayas pedido como "Volcán de chocolate". Y esto pasa porque, al igual que la tarta Sahcher, el coulant original es una receta patentada. Su creador es el chef Michel Bras y en mi humilde opinión gastronómica, debería encontrarse en el altar de los dioses cocineros. También es cierto que el coulant no sólo cambia su nombre por estar patentado, sino por que la receta original es mucho más compleja que el simple volcán de chocolate que se ha acabado extendiendo y que es la que yo os voy a explicar.

INGREDIENTES (para 6 volcanes)


  • 100 gramos de chocolate para postres.
  • 6 onzas de chocolate (puede ser del mismo, más oscuro o con leche)
  • 80 gramos de azúcar.
  • 50 gramos de mantequilla.
  • 1 cucharada colmada de harina.
INSTRUCCIONES

  1. Precalienta el horno a 260ºC.
  2. Funde el chocolate con la mantequilla. Te recuerdo que puedes hacerlo al clásico baño María, pero que si prefieres hacerlo al microondas acuérdate de ponerlo en modo descongelar para evitar que se queme el chocolate y te quede amargo.
  3. Bate los huevos con el azúcar.
  4. Añade la harina y mézclala bien.
  5. Añade el chocolate fundido. Recuerda que la receta lleva poca harina, no te asustes si la cosa queda poco consistente, es como tiene que ser.
  6. Unta los moldes con mantequilla y llénalos 1/3 ya que la cosa sube un poco y no queremos que rebose.
  7. Pon la onza de chocolate en el centro del molde pero no la empujes muy hacia el fondo o el chocolate fundido se quedará pegado al molde.
  8. Hornea durante 7-8 minutos y sírvelos calentitos.



Y ahora un par de Toñi-Consejos para hacerte la receta más fácil. La gracia del volcán de chocolate es comerlos tibios. Esto implica que si los quieres comer para postres tienes que hacer la masa antes de la cena o la comida, porque no vas a dejar a tus comensales a medias. La masa se puede congelar pero para hornearlos hay que aumentar el tiempo unos cinco minutos más. En cualquier caso, mi consejo es poner el horno a precalentar al inicio de la cena y meter los coulants en el horno cuando se recoja el segundo plato.

El segundo Toñi-Consejo también está relacionado con el hecho de servirlos calentitos. Evidentemente, para conseguir el efecto de río de lava de chocolate el bizcocho tiene que estar desmoldado. No podrás desmoldar un recipiente metálico recién salido del horno sin quemarte, no podrás esperarte a que se enfríe ni arriesgarte a que se rompa y se desparrame el chocolate fundido antes de tiempo. El Toñi-Consejo es fácil: usa moldes desechables. Lo sacas del horno, lo cortas con las tijeras y listo para emplatar.

El último Toñi-Consejo, lo tendríais que haber adivinado, también tiene que ver con servirlos templados. Para jugar con el contraste frío-calor puedes servirlos con un helado de vainilla o, como hice yo, crema inglesa.