lunes, 28 de septiembre de 2015

Copacabana de Izal

La primera vez que escuché las canciones de Izal sentí un flechazo inmediato. Hacía mucho tiempo que no encontraba un grupo del que me gustaran todas las canciones de un disco (mucho menos de los dos que tenía por entonces en el mercado) y empecé a escucharlas en bucle. Pasada la fiebre inicial en la que me ponía sus dos CDs a todas horas para aprenderme las letras de pe a pa, seguía siendo uno de mis grupos habituales para llevar en el mp3 por la calle (a veces tenía que frenarme para no ponerme a hacer playback en la parada del bus) o para hacer mis cosillas en la cocina (aquí sí que no me contenía y me desgañitaba mientras pesaba el azúcar y la harina).

El idilio con Izal continua y la semana pasada por fin salió a la venta su nuevo disco, Copacabana. Ya había oído el single en la radio y la cosa prometía, más de lo mismo pero si lo mismo ya está bien tampoco hace falta cambiar, ¿no? Y ese es el miedo que yo tenía, por que muchas veces nuestros artistas favoritos nos engañan con un single en que te prometen una cosa y resulta que esa es la única canción del disco que te da lo que quieres.



Por suerte para mi Copacabana no me ha decepcionado, más de lo mismo, sí, pero ¡qué mismo! Yo no entiendo de limpieza del sonido, de producción cuidada al máximo detalle o de guitarras con influencias de no sé quien. Si queréis leer una crítica del disco en condiciones id a otro sitio, Yo sólo entiendo de si me gusta o no me gusta y para mi este disco sigue teniendo himnos desde el breve e intenso Prólogo que precede al single, Copacabana, hasta canciones tan sentidas como la que cierra el disco Arte moderno. Y todas ellas bailables hasta quemar las suelas de los zapatos.
Ahora estoy en la fase de bucle, intentando aprenderme las letras y, como dice la canción "Bailando hasta que todo acabe".

PD. A pesar de este amor a primera escucha, se me escapan del directo. Por una cosa o por otra nunca he podido ir a verlos en concierto, así que de esta gira no pasa!!.El 11 de diciembre ya está marcado en mi calendario!!!!

lunes, 14 de septiembre de 2015

Deu top-models i una boja que parla sola o la tostada que cae del lado de la mantequilla

Arbós, Daniel. Deu top-models i una boja que parla sola. Barcelona: RBA, 2015.

Primera novela de Daniel Arbós que nos cuenta los esfuerzos de Edu por superar la ruptura con su pareja.

Dicho así la cosa no parece demasiado prometedora y puede parecer otra historia de flagelaciones sentimentaloides, pero no. El personaje de Edu, a sus treintaytantos, es consciente que una vez pasado un periodo de duelo tiene que empezar a moverse si quiere buscar una pareja estable.

De esta manera encontramos a Edu apuntándose a todo tipo de actividades de moda como cursos de cata de vinos o excursiones en la montaña, saliendo de fiesta y ligando en discotecas como cuando era veinteañero, asistiendo a citas a ciegas y, como no, apuntándose a una página de contactos.

A todo esto hay que añadirle la presión social de familiares y amigos que se esfuerzan en que encuentre su media naranja o bien lo incitan a aprovechar su soltería y tirarse a todo lo que se mueva. De fondo, las calles de Barcelona atestadas de turistas, obras y bochorno y, planeando sobre toda la trama, la crisis y la precariedad laboral.

Lo que más me ha gustado es que lo que le pasa a Edu le puede pasar a cualquiera, a fin de cuentas lo que le pasa no es ningún drama, pero es su drama personal y como tal ejerce su derecho a pataleta como a él le da la gana.

En definitiva, toques de humor con toques de dramatismo (en plan drama queen) y sobretodo mucha realidad.


martes, 8 de septiembre de 2015

Tarta Sacher 32

El día 6 de septiembre fue mi cumpleaños y como en mi casa no somos mucho de celebrar cumpleaños sabía que si quería un pastel para soplar las velas nadie me iba a comprar uno. Como dicen: "si quieres algo, hazlo tú mismo" pues eso hice yo. Y puestos a hacerse uno mismo su propio pastel de cumpleaños pues se hace uno a su gusto, y eso sólo podía significar una cosa: CHOCOLATE!! ¿Y cual es una de las tartas que más chocolate lleva? La Tarta Sacher.

Pero por lo visto la tarta Sacher tiene royalties por que la receta original está reconocida a un tal Franz Sacher y comercializada desde entonces por su familia (más info en la wikipedia). Pero, como todas las recetas son mutables y como decimos cuando jugamos al parchís "en mi casa lo hacemos así". Aquí os dejo la receta de mi Tarta Sacher 32.

TARTA SACHER 32

Ingredientes para la tarta:


  • 200 gramos de chocolate 85% cacao
  • 175 gramos de mantequilla a temperatura ambiente o pomada.
  • 200 gramos de azúcar
  • 7 huevos (claras y yemas por separado)
  • 50 gramos de almendra molida.
  • 90 gramos de harina
  • Mermelada de albaricoque


Ingredientes para la cobertura:
  • 125 gramos de chocolate de cobertura
  • 2 cucharadas de mantequilla
  • 4 cucharadas de nata líquida
Pasos a seguir:
  1. Batir el azúcar con la mantequilla hasta conseguir una mezcla homogénea (como si hiciéramos una buttercream para cupcakes).
  2. Incorporar UNA A UNA las yemas de los huevos sin dejar de batir (es muy útil un robot de cocina que te permite dejar la batidora dando vueltas sola, a mi me regalaron una para mi cumpleaños anterior y ya está más que amortizada!!)
  3. Fundir el chocolate e incorporarlo. Para fundir el chocolate puedes hacerlo al baño María de toda la vida o si no tienes paciencia puedes hacerlo al microondas, aunque corres el riesgo de que se queme y amargue. Un truco para que eso no pase es ponerlo en modo "descongelador".
  4. Mezclar a parte la harina con la almendra molida y luego verterlo a la masa.
  5. Montar las claras a punto de nieve y añadirlo a la masa con movimientos suaves y envolventes para no perder el aire que hará que el bizcocho sea esponjoso.
  6. Poner la masa en el molde engrasado y hornear a 160ºC durante 30 minutos. Es importante que el horno esté bien precalentado.
  7. Sacar la tarta y dejar enfriar un poco, lo suficiente para no quemaros al desmoldarla y cortarla por la mitad (en horizontal, no me seáis cafres!!!).
  8. Untar de mermelada la mitad inferior de la tarta y taparla con la otra mitad.
  9. Hacer la cobertura derritiendo el chocolate de cobertura con la mantequilla y mezclando la nata y cubrir el bizcocho.
  10. Decorar al gusto. Yo con la cobertura aún húmeda le hice unas ondas y le puse virutas de chocolate de colores (y unas velas de 32!)

FELICIDADES PARA MI!!!!

miércoles, 2 de septiembre de 2015

Sabor de atardecer

A pesar del título de la entrada, esta no es una nueva receta. Todo tiene una explicación.
Llevo una racha de fiestas mayores bastante larga entre las ferias del pueblo de mis padres y alrededores (Viva la feria de El Torno!) en julio, las Festes de Gràcia y de Sants en Agosto, y las de mi ciudad la semana que viene. Y con tanta fiesta mayor me he acordado de uno de los primeros ejercicios que hice en un curso de escritura creativa y he pensado en recuperarlo.
Dos peticiones:

  1. No seáis demasiado duros conmigo. Ni yo misma lo entiendo y no tiene lógica alguna pero enseñar mis relatos me da mucha vergüencita.
  2. No seáis demasiado duros conmigo. Es de lo primero que escribí.
Una advertencia:
  1. Relato no apto para tipos duros. Una es muy moña y por tanto el relato es bastante moñas.

Sabor de atardecer
La emoción se reflejaba en los ojos de Silvia mientras se aplicaba con torpeza, delante del espejo del ascensor, un poco de máscara de pestañas y brillo de labios que había robado a su hermana mayor. A sus quince años, era la primera vez que sus padres la dejaban salir de noche con sus amigas, aunque tenía que estar de vuelta a las doce.
A las ocho y media, puntualmente, estaba junto la fuente sin agua del centro de la plaza donde empezaban los puestos de venta ambulante de la feria y punto de encuentro preferido para todo el pueblo durante la fiesta mayor. La puesta de sol y el gentío hicieron que a Silvia le costara localizar a sus amigas. A medida que se encontraban entre las cabezas de sus vecinos se iban juntando a base de saltitos acompañados de gritos agudos. El cielo aún se teñía de rosa cuando todas juntas enfilaron el camino de arenilla.
‒¡Vamos a comprarnos una nube de algodón de azúcar! -Silvia no pudo evitar la tentación al ver un carrito de chucherías.
‒¡Uf, con lo que engorda eso! Yo paso ‒dijo Julia, que con su talla treinta y ocho y su eyeliner perfecto era la abeja reina.
‒Podemos comprar una grande rosa para todas, ¿no?
‒Si tanto te apetece...
Con el visto bueno de la Julia, las demás también tuvieron un antojo repentino y, tras una rápida recolecta, Silvia dejó al resto de la colmena mirando bolsos de imitación que ofrecía un mantero y se dirigió al carrito.
Mientras hacía cola miró a la niña de cinco años que estaba delante de ella y sonrió al ver como se le iluminaba la carita cuando su madre le entregó el palo con la golosina vaporosa. Sus padres nunca le compraron dulces, no fuera a ser que se le picaran los dientes o tuviera dolor de tripa. Pidió la nube más grande y volvió con las demás salivando.
‒¡Mirad! Por ahí vienen Cristian y los otros ‒dijo Julia estrenando con un gran pellizco la nube de algodón y corriendo hacía los chicos.
Las otras chicas se abalanzaron sobre el dulce mientras se daban el encuentro con sus compañeros de clase. Silvia no había visto a Álex desde el último día de instituto, aunque había seguido sus andanzas en el pueblo de sus abuelos en Málaga por las fotos que iba colgando en Facebook. Verlo en vivo y en directo la dejó sin respiración.
Repartieron besos a modo de saludo y se explicaron las vacaciones por encima de las bocinas de los autos de choque, los gritos de la montaña rusa y las cantinelas machaconas de las tómbolas. El último en saludarla fue Álex.
‒¿Qué tal el verano?
‒Bien... aquí... ¿Tus vacaciones, bien?
‒Sí, pero ya tenía ganas de volver ‒la sonrisa de Álex hizo que Silvia se quedara sin palabras‒. Mmmm... ¿me das un poco?
Silvia miró el algodón de azúcar, que todavía no había catado, como si no supiera cómo había llegado a sus manos. Álex tiró con tanta fuerza de un mechón de la nube que dejó el palo prácticamente desnudo.
‒¡Abusón, qué te lo vas a comer entero! ‒el grito de Julia iba dirigido a Álex pero los ojos cómplices estaban clavados en Silvia.
‒No pasa nada, ¡cómo si no lo hubiera probado nunca! ‒La sonrisa de Silvia intentaba hacer más convincente la mentira que acababa de pronunciar.
Álex separó en dos el algodón de azúcar que había cogido y le ofreció un trozo a Silvia acercándoselo a la boca. Ella lo comió sin tan siquiera rozarle el dedo.
‒¡Silvia! ¿Vienes o te quedas? ‒Julia la reclamaba para reiniciar la marcha hacia el parque de atracciones.
‒Tengo que irme ‒se excusó saliendo del trance‒. Nos vemos en clase.
Silvia volvió con sus amigas paladeando aún la porción de atardecer que Álex le había dado. Era lo más dulce que jamás hubiera probado.