martes, 28 de febrero de 2017

Sin compromiso de Curtis Sittendeld

Este año se celebra el bicentenario de la muerte de Jane Austen y yo, como buena friki austenita que soy, llevo un tiempo celebrándolo asistiendo a las increíbles charlas que se celebran cada mes en La Casa del Libro de Passeig de Gràcia (siempre es un placer oír hablar a Mila Cahue y discutir elegantemente con las austenitas habituales que ya nos vamos conociendo). Pero hoy no vengo a explicaros nada de esto, sino de la primera de mis lecturas austenitas en este año de celebración y, no, no es una novela de Jane Austen si no un adaptación contemporánea de su obra más conocida, Orgullo y prejuicio.

Evidentemente, aquí no somos los únicos que estamos celebrando el bicentenario y, como últimamente todo lo que suene a Austen va acompañado con el sonido de una máquina registradora, las editoriales se están poniendo las pilas publicando ediciones especiales, precuelas, secuelas, adaptaciones o fancfictions de mejor y peor calidad. De hecho, el libro del que os voy a hablar en este post, según leí en una entrevista a la autora, fue un encargo de su editorial.


Sin nada más que añadir a esta pequeña introducción, vamos a meternos en faena.

Sin compromiso / Sittenfeld, Curtis. Siruela: Madrid, 2017 (Nuevos Tiempos, 357)

Resumen de la editorial: Nada en el mundo podría haber preparado a Lizzy Bennet, treintañera de buena familia que trabaja en una revista femenina, y a su hermana mayor, Jane, monitora de yoga a punto de cumplir los cuarenta, para el panorama que se encuentran al volver a Cincinnati: la enorme casa de estilo Tudor en la que se criaron se cae a pedazos y toda su familia parece envuelta en una crisis sin solución. Las hermanas menores, Kitty y Lyda, están demasiado ocupadas con sus ejercicios de crossfit y sus paleodietas como para buscar trabajo. Mary, la mediana, está sacándose su tercera carrera on-line y apenas sale de su cuarto. Y la señora Bennet solo piensa en una cosa: cómo casar a sus hijas. Con la entrada en escena de Chip Bingley, un atractivo médico que ha participado en un reality para buscar pareja, y su amigo, el neurocirujano Fitzwilliam Darcy, la vida de todos los miembros de la familia Bennet dará un giro completamente inesperado...

Traer a la actualidad Orgullo y prejuicio no es tarea fácil ya que si en la original Lizzy acaba de entrar en la veintena y casi se le está pasando el arroz, evidentemente, ahora las chicas de veinte años no están precisamente por la labor de casarse. Por eso, voy a intentar desglosar un poco los paralelismos entre los personajes originales y su réplicas renovadas:

  • Lizzy Bennet: pasa de tener veintipocos a treintamuchos, evidentemente. La Lizzy moderna es independiente, tiene sus propios ingresos económicos y un trabajo que la realiza como persona. Aunque mantiene una relación con un hombre casado, no renuncia a la idea del matrimonio. El carácter está bastante bien conseguido, aunque durante toda la novela tenga que tirar con el carro respecto de la situación financiera familiar, más como Anne Elliot en Persuasión que no en Orgullo y prejuicio.
  • Jane Bennet: se acerca a los 40 y, tras varias relaciones largas fallidas, ha decidido ser madre soltera y someterse a un tratamiento de inseminación. Además es profesora de yoga y vive también en NY. También es dulce, guapa y buena, como en la original, pero en este caso a mi me ha parecido que para tener casi 40 es un poco inocente (sabéis aquello de que tan buenos parecen tontos? pues eso). Intenta ayudar a Lizzy en todo lo relacionado con sus padres, pero le falta un punto de iniciativa.
  • Lydia y Kitty Bennet: las hermanas pequeñas no podían estar mejor dibujadas a día de hoy: ninis que ni estudian ni trabajan, viven como parásitos en casa de papá, están enganchadas al móvil y sólo se preocupan de sus cuerpos (lo del crossfit les pega muchísimo). Aunque, a diferencia de en la original, aquí sí que hay una evolución en los personajes que parece que les lleve a madurar.
  • Mary Bennet: la hermana mediana tiene 30 años y está en tierra de nadie. Se pasa el día metida en su cuarto sacándose titulaciones de las que no tiene pensado ejercer, pero tiene unas ideas muy feministas. A diferencia de la Mary original, que precisamente quiere hacerse notar por estar entre las hermanas mayores y entre las pequeñas, esta Mary es muy independiente y va a su rollo. Aunque al final, ella también tiene una evolución (memorable el último capítulo de la novela y que protagoniza Mary).
  • El señor Bennet: sigue igual de condescendiente con todas sus hijas y sigue manteniendo una relación especial con Lizzy. En este caso, en vez de perder la casa por no tener heredero varón (cosa a día de hoy inconcebible), está a punto de perder todo su patrimonio por las malas decisiones económicas que ha tomado al administrar la herencia familiar. 
  • La señora Bennet: también sigue igual de metomentodo y todo el rato está soltando pullitas a sus hijas sobre el reloj biológico. La señora Bennet de ahora tiene, además, un punto racista, clasista, homófoba y antisemita pero de las que luego te suelta con una sonrisa que tiene un amigo gay que es negro, judío y fontanero. A todo esto, hay que añadir que no acepta la situación financiera familiar y para colmo es adicta a las compras por catálogo. Eso sí, sigue teniendo las escenas más hilarantes y surrealistas. 
  • Darcy: este Darcy no le llega a la suela de los zapatos al Darcy original (y no porque me esté imaginando a Collin Firth). Sigue teniendo la misma personalidad y sigue teniendo las mismas escenas "míticas" cambiando el baile de Meryton por el cuatro de Julio, una primera declaración desastrosa y una carta aclaratoria. Sin embargo, no me ha acabado de atrapar de la misma manera.
  • Chip Bingley: tanto en esta novela como en la original es un hombre bueno pero influenciable. Aunque en este caso he de decir que las razones para romper inicialmente con Jane me parecen mucho más justificadas que en la original, por lo que, en consecuencia, la reconciliación me parece mucho más pillada por los pelos. Aún y así, el hecho de que participase en un reality show para encontrar pareja (en plan "Un príncipe para Corina" ) me ha parecido genial.
  • Caroline Bingley: sigue igual de estirada que siempre e igual de desesperada por cazar a Darcy. Además, le dan una escena casi al final que tendría que haber hecho otro personaje pero que a ella le queda bien.
  • El primo Collins: como he dicho antes, el primo Collins tenía que ser adaptado con cuidado pues hoy en día las mujeres pueden heredar perfectamente y, entonces, ¿qué sentido tendría el personaje? Pues doble punto a favor para Curtis Sittenfeld. El primero es que el primo Collins no es primo de sangre si no el hijastro de su tía (recordemos que las relaciones consanguíneas no están bien vistas ahora, pero antiguamente si... ya conocéis el dicho "cuanto más primo..."). El segundo punto a favor del personaje es que no será el heredero de la casa familiar pero si que puede aportar el dineral que solucionaría todos los problemas económicos de los Bennet. Y es que, atención: el primo Collins es un cerebrito de Silicon Valley que está forrado!!!!! Eso sí, sigue siendo un poco patético en lo que ha relaciones personales se refiere.
  • Charlotte Lucas: en la novela original, Charlotte se lanza a los brazos del primo Collins porque es mayor que Lizzy (tiene 27 años) y es su última oportunidad para realizar un buen matrimonio. Aquí han preferido que el personaje tenga la misma edad que Lizzy pero que sin embargo tenga unos cuantos quilos de más y eso es lo que le dificulte para encontrar pareja (un poco políticamente incorrecto, pero bueno, aceptamos pulpo como animal de compañía).

Los demás personaje o aparecen desdibujados (como Lady Katherin de Bourhg o Georgiana Darcy) o directamente no aparecen (como los Gardener), esto provoca que algunas escenas las protagonicen otros personajes con mayor o menor acierto. Pero... ¿y Wickham? A ver, que Wickahm no es un personaje cualquiera, es uno de los detonantes de los enfrentamientos entre Lizzy y Darcy y a la vez el impulsor (en cierta medida) de su unión final. Pues bien, al personaje de Wickham lo han dividido en dos (admito que tardé en darme cuenta de que además de dividir el personaje había dividido el nombre):
  • Jasper Wiks: el novio casado de Lizzy y que se ha quedado la parte mala de la personalidad de Wickham y su encanto de crápula.
  • Ham: el novio de Lydia que es encantador pero que tiene un secreto que dará motivo a la fuga.
Este punto es algo problemático porque las razones que tiene Darcy para estar enemistado con Jasper Wiks no me parecen tan graves como las que tiene Darcy con Wickham y la ayuda que ofrece Darcy a los Bennet tras la fuga de Lydia y Ham es un poco patillera.

Tengo la sensación que el libro me habría gustado más si en vez de utilizar el nombre de los personajes originales hubiese creado una historia propia inspirada en Orgullo y prejuicio en vez de adaptarla. A fin de cuentas, esta novela está más centrada en la relación de Lizzy con sus hermanas que en su relación con Darcy. Creo que por eso están tan bien dibujados todos los personajes Bennet mientras que con el resto no ha acabado de cuadrar las adaptaciones (y si fallas con la adaptación de Darcy... mal vamos).

También me ha parecido un libro feminista. Aunque no sé si este sería el termino apropiado, lo que sí está claro es que trata diversos aspectos fundamentales en la vida de las parejas actuales como la decisión de tener o no hijos, la maternidad estando soltera, los matrimonios homosexuales o la decisión voluntaria de quedarse soltera (ya sé que me repito, pero ese último capítulo protagonizado por Mary me ha parecido genial).

Pero bueno, que conste que valoro la novela en su conjunto muy positivamente, como he dicho al principio, hay que tener en cuenta la dificultad de traerla a nuestro tiempo. Así que la recomiendo tanto si eres austenita como si no.

lunes, 20 de febrero de 2017

Ante todo, mucho karma de Laura Norton

Ante todo, mucho karma / Norton, Laura. Espasa: Barcelona, 2017.

Pues sí, se trata de la continuación de la historia No culpes al karma de lo que te pasa por gilipollas, aquel libro en el que se basa la película que vi durante mi frenesí cinéfilo de hace un par de meses.

La novela comienza recuperando información del epílogo de la primera parte en el que hay happy ending y la pareja protagonista acaba teniendo un bebé. Pues los primero capítulos empieza resumiendo estos primeros meses de relación sentimental entre Sara y Aarón, como deciden ampliar la familia, el embarazo y sus primeros meses como padres novatos. Esto se lo ventila bastante rápido, pues es un poco el enlace con la primera parte de la historia pero no es la historia actual, propiamente dicho.

La historia empieza cuando Sara empieza a hacer gilipolleces y, una vez más vuelve a culpar al Karma de lo que le pasa por gilipollas. Porque a pesar de tenerlo todo para ser feliz (un trabajo apasionante, una pareja fabulosa que la adora  (no una pareja cualquiera, si no Aarón, su Aarón) y un bebé monísimo) ella se empeña en buscarle tres pies al gato y consigue ver fantasmas donde no los hay.

Pero la bomba no explota tan simplemente porque en su historia siguen circulando una serie de personajes que no le hacen la vida más fácil: su madre se ha hecho cirugía plástica y va por la vida con burka hasta que se le acomode la cara; su padre con problemas económicos; su hermana viviendo la vida loca y su ex de vuelta de China. A todo esto, hay que añadirles nuevos secundarios como el director de la película histérico por conseguir fondos, el actor gallego Martiño que es adorable y la diva italiana que ejerce de mentora como diseñadora de vestuario para cine.

El libro es entretenido y te diviertes, tiene algunas escenas realmente hilarantes (sobretodo las protagonizadas por la madre), aunque me ha dado la sensación de estar leyendo un poco el mismo libro porque utiliza un poco la misma estructura que en el primero: uno de los padres con crisis existencial se va a vivir temporalmente con ella (en el primero el padre y en este la madre), un evento laboral del que depende su futuro sale fatal (el desfile en la Fashion Week primero y ahora la visita de los productores con la prueba de vestuario) y un plan imposible para robar algo que al final sale bien (primero en el zoo y en este caso en el teatro). Supongo que siendo algo tan evidente, la autora lo habrá hecho a propósito para establecer paralelismos entre ambas novelas... aunque a mí no me ha acabado de convencer el recurso por que ha perdido un poco el factor sorpresa de la primera vez.

Punto a favor, eso sí, la manera de presentar la maternidad sin pintarlo todo de color de rosa y la cuestión de la conciliciación laboral y familiar.

Aunque sigo pensando que lo mejor que ha escrito hasta ahora Laura Norton es Gente que viene y bah, no puedo decir que no me haya gustado el libro y lo recomiendo si os gustan este tipo de novelas.