miércoles, 18 de mayo de 2016

El hombre que amó a Jane Austen o un libro que tengo por casa (24)

Pues seguía yo con los últimos coletazos de la fiebre austenita que me dio hace un par de semanas cuando tenía que escoger el próximo libro que leer para el reto de lectura. Así que busqué el libro que me regaló mi churri estas navidades, que sabe que si lleva las palabras "Jane Austen" en la cubierta (ya sea el título o la autora del libro) es una acierto seguro, y que aún tenía pendiente por que no sabía muy bien en qué categoría ponerlo. Así que finalmente decidí incluirlo en la clase 24 que vale para cualquier género: un libro que tengas en casa. 

Smith O'Rourke, Sally. El hombre que amó a Jane Austen. Barcelona: Urano, 2007 (Titania Contemporánea).

Pues no, el libro no es un ensayo científico sobre el supuesto gran amor de Jane Auste, Tom Lefroy, ni sobre el hombre con el cual sólo estuvo prometida 24 horas. Por no ser, no es ni una versión novelada de estos dos personajes reales. No qué va!! Además, eso es algo que la autora se encarga de dejar claro antes de empezar el libro (cosa que es de agradecer) ya que en realidad El hombre que amó a Jane Austen es un fanfic, es decir, una novela que escribe un fan con los mismos personajes de otra novela o, en este caso, sobre su autor favorito.

Aclarada la primera duda, antes de empezar a destripar la novela, decir que parte de dos hechos que sí se pueden considerar "contrastados". El primero de ellos es un hecho real y es que parte de la correspondencia de Jane Austen fue quemada por Cassandra Austen, que era su hermana, confidente y supuesta mejor amiga. Pero ¿por qué quemar unas cartas sí y otras no? ¿Habría cosas "indecentes" de la propia Jane o de Cassandra? ¿Es que en realidad no se llevaban tan bien como las cartas conservadas hacen creer? Muy sospechoso todo...

El segundo hecho real está algo más pillado por los pelos, pero aceptaremos pulpo como animal de compañía. La cuestión es que todo escritor que se precie tira de experiencias propias y gente conocida para inspirar sus novelas y sus personajes. 

Y ahora, al lío. La novela parte del hecho de que Eliza, que casualmente se llama como la prota de Orgullo y Prejuicio (tono irónico modo on), una neoryorkina fan de Jane Austen (según la autora, por que el personaje no entiende nada de nada de sus novelas) compra por casualidad un viejo tocador que, ¡oh, sorpresa! (sigo con el modo irónico enchufado) resulta que pertenecía a la mismísima Jane. Escondidas entre el espejo y el marco se encuentran dos cartas intercambiadas entre la propia Jane Austen y.... atención redoble de tambores..... prrrrrr..... EL MISMÍSIMO SEÑOR DARCY!!!!!!!!

La carta que firma el señor Darcy es una disculpa por no poder encontrarse con Jane a la hora y lugar convenidos, pues ha de marchar, mientras que la carta escrita por ella y dirigida al caballero sigue cerrada y con el sello de cera intacto.

Tras una ardua investigación (en realidad fue penosa, pero sigo con la ironía a tope) por fin contacta con una experta austenita que trabaja en el departamento de documentos antiguos de la Biblioteca Pública de NY (no un mindundi cualquiera, esto no es ironía, trabajar aquí ha de ser la repera) que tiene una teoría sobre la posible existencia real del señor Darcy. Y es aquí donde debemos recuperar los dos hechos reales de los que hablaba al principio. Esta experta opina que  si bien, la comunidad científica especialista en Austen puede reconocer los rasgos de familiares, amigos y vecinos de Jane en los personajes más famosos de sus novelas gracias a la correspondencia conservada no hay ninguno al que poder asociar con su protagonista masculino estrella. Según ella, Jane y el señor Darcy podrían haber mantenido una relación que fuera escandalosa para su sociedad (pero no por la diferencia económica, pues ya sabemos que Darcy estaba forrado) si no por que podría ser un espía norte-americano en Inglaterra (en la época de Austen Estados Unidos se estaba independizando de Gran Bretaña), ya que la familia Austen con varios miembros en la marina británica no querrían que el nombre de su hermana favorita fuera relacionado con espías secesionistas.

De una manera totalmente original (no la voy a explicar por no contaros el libro entero, pero creedme cuando os digo que acabo de recuperar el modo irónico), Eliza localiza en el Estados Unidos más profundo a un tal Fitzwilliam Darcy con una explotación equina llamada, ni más ni menos, Pemberley Farms. Pues allá que se va.

A partir de aquí él le explicará su relación real con Jane Austen y el personaje de Orgullo y Prejuicio y ella dejará de ser una descreida neoyorkina que por fin puede convertirse en la heroína de su propia novela romántica. Y colorín colorado, Lizzy y Darcy vuelven a estar enamorados.

Vale. Este es el argumento de la novela y la verdad es que me pareció muy original, pero en vez de tirar de historia (aunque sea falsa al ser un fanfic) tira de fantasía, cosa que me decepcionó un poco, y cuando se desvela el secreto (cosa que pasa a mitad del libro) ya sabes como va a acabar más o menos. 

Pero eso podría pasarlo, lo que me ha matado ha sido el estilo literario. Y mirad que yo no suelo fijarme en esas cosas, pero es que tiene telita.... abuso de adjetivos para embellecer las situaciones y que lo único que hacen es recargar el texto, todos los personajes eran atractivos, guapos, sexys, misteriosos, angelicales, divertidos, exóticos, (veis por donde voy), tira del recuros del Deux est machina bastante a menudo, el tema de la investigación para comprobar la autenticidad de las cartas es absurda, las motivaciones de los personajes (sobre todo de la protagonista) son más absurdos todavía... En fin...

Todo eso quizás también lo habría pasado por alto si no fuera por que cada vez que la protagonista decía que Jane Austen era la mejor escritora romántica de la historia, que las novelas de Jane Austen eran taaaaaaaaan románticas y que el señor Darcy es el personaje masculino máaaaaas romántico del mundo yo me retorcía en mi asiento. En serio, la protagonista no entendía el significado de la obra de Austen y, eso me lleva a pensar que la señora Sally Smith O'Rourke tampoco.

Por cierto, mención a parte. Nunca había leído nada de esta editorial pero la verdad que la edición da penica verla: la protagonista a veces era Eliza y a veces Elisa, a Fitzwilliam cuando no le faltaba la z le faltaba una de las l, los guiones para abrir y cerrar diálogos bailaban a lo loco, e incluso alguna mayúscula se les ha olvidado poner...

Lo recomiendo... si crees que Jane Austen es la mejor escritora romántica de la historia pues puedes leerlo sin problemas, seguro que te sientes identifacada/o con la protagonista. Si conoces mínimamente la obra de Austen y tienes una mente abierta y crítica también. Si eres una Austenita / Janeita muy fan y has leído esto no me hago responsable. ¡Quien avisa no es traidor!

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